De la timidez al propósito:
“mi viaje hacia el liderazgo con sentido.”
Desde niña fui muy tímida, pero siempre tuve un deseo profundo de servir y aportar algo positivo al mundo. No hablaba mucho, pero mi responsabilidad y mi sonrisa decían más que mil palabras. Mi tío, Marino Beato, vio en mí cualidades que nadie más notaba. Fue él quien me ayudó a desarrollarlas, confiándome tareas en la escuela familiar, pidiéndome apoyo con los discursos y asignándome responsabilidades en las graduaciones. Para mí, cada reto era una oportunidad de crecer.
Desde muy temprana edad sentía una conexión especial con ayudar a las personas. Aunque era reservada, me encantaba apoyar a mis compañeros. Con el tiempo, entendí que esa sensibilidad era una fortaleza, no una debilidad.
Cuando me convertí en adulta y empecé la universidad, noté que todos querían trabajar conmigo en los proyectos. No entendía por qué, pero poco a poco fui descubriendo que mi capacidad para escuchar, organizar y motivar a los demás tenía un propósito mayor. Fue durante mi carrera de Mercadotecnia, mientras cursaba la asignatura Fundamentos de la Administración de Recursos Humanos, cuando todo comenzó a tener sentido. En ese momento descubrí mi verdadera pasión: el desarrollo del talento humano.
Después de estudiar inglés y formarme como instructora, me convertí en profesora de inglés. Enseñar me permitió descubrir el poder que tiene la educación para transformar vidas. Más adelante fui supervisora y, luego, emprendí mi propio proyecto en el área de idiomas. Fue una etapa hermosa, porque sentía que estaba aportando valor real a la sociedad.
Sin embargo, siempre soñé con formar parte de una gran industria, dinámica y con mucho movimiento, donde pudiera impactar y ayudar a más personas. Por eso inicié mi trayectoria en una importante empresa de mi país, en una zona franca, y me apasionaba cada día trabajar en ese entorno lleno de retos y oportunidades.
No pude iniciar mi maestría inmediatamente por motivos familiares y económicos, pero en 2014, con el apoyo de mi mejor amiga Nataly, retomé ese sueño. Estudiar Gestión Humana confirmó lo que mi corazón ya sabía: había encontrado mi vocación.
Con el tiempo, crecí profesionalmente hasta convertirme en Gerente de Gestión Humana, liderando equipos, gestionando proyectos estratégicos y creando espacios donde las personas pudieran crecer con bienestar. Sin embargo, hubo un momento en el que me di cuenta de que no quería solo dirigir, sino compartir todo lo aprendido. No quería guardar el conocimiento; quería multiplicarlo.
Así fue como me convertí en facilitadora, consultora y asesora de empresas, colaborando con universidades y programas de formación enfocados en el desarrollo del talento humano. En ese proceso descubrí mi verdadera felicidad: acompañar a otros a lograr en menos tiempo lo que a mí me tomó años, y ayudarlos a superar las mismas inseguridades que alguna vez me detuvieron, para que puedan avanzar con confianza hacia su mejor versión.
Hoy soy fundadora de mi marca personal, Sagrario Medina, y de mi escuela de formación virtual, Academia Líder HR.
Soy facilitadora, consultora, asesora, escritora y speaker, y desde mi propósito ayudo a miles de personas que encuentran en mis contenidos la respuesta que necesitan para pasar a la acción, transformar su mentalidad y liderar con humanidad.
Hoy, algunos me llaman la mejor gerente, otros la mejor profesora o la mejor mentora. Pero yo me considero algo más valioso:
Mi mejor versión.
Y quiero acompañarte a que tú también encuentres la tuya.